Hablando con Sin
Esta entrada será la primera de una serie de 3 capítulos centrados en una entrevista con Sin. Autor de dos libros, «El año del Bakushi» y «Psicología del BDSM y del bondage con cuerdas», colaborador habitual de KinbakuToday, este inglés afincado en Alemania es un bakushi que se mueve en el ambiente underground evitando los focos del circuito más conocido.
Su vínculo profesional en Japón le ha permitido el privilegio de frecuentar durante muchos años la escena en su lugar de origen conociendo una perspectiva que puede aportar mucho a los entusiastas occidentales.
Habiendo intercambiado algunos mensajes tras leer su primer libro, pude visitarlo y conocerlo en persona, descubriendo su forma de entender el bondage japonés, el shibari, el kinbaku… términos que acaban por perder importancia en un acto que tiene más que ver con una experiencia entre dos personas que con espectadores, estilos, nomenclaturas o escuelas.
Esta entrevista empezó como una conversación a través de zoom en la que me contó cómo fue descubriendo el bondage en una época en la que el BDSM era algo secreto y podía traer problemas si se descubrían las preferencias por estas prácticas. Algo muy distinto a la situación actual, en la que podemos encontrar infinidad de imágenes en Fetlife o incluso en Instagram.
«En aquella época la situación legal con el BDSM era muy distinta, debía ser mantenido en secreto porque podía tener consecuencias desastrosas para la vida de las personas. Como el conocido caso de Steve English, que fundó la compañía Demask y tuvo que emigrar del Reino Unido a Amsterdam porque una vez fue expuesto no podía encontrar trabajo o abrir cuentas en el Banco.
No había una “escena”, si acaso había pequeños grupos de 4 o 5 personas que se reunían en secreto, Torture Garden no abriría hasta mucho más tarde e incluso yo evitaría asistir porque había interiorizado la creencia de que esto debía ser secreto. Por esto es que una base muy importante de mi perspectiva reside en el secretismo, en el misterio.
En el momento en el que se convierte en algo público, desaparece algo de magia, y ahora en la situación actual con los selfies, las redes sociales y tantas imágenes, pierde su magia, está demasiado accesible y pierde un elemento excitante porque se convierte en algo “normal”.

¿Entonces, cómo descubriste el bondage?
«Yo estaba trabajando en un estudio fotográfico en Londres en 1981, y había una caja llena de revistas pornográficas. Fue a través de una de esas revistas que vi bondage de cuerdas por primera vez. Era europeo, no era bondage japonés. Algodón rojo, creo recordar. Seguramente una revista anterior a 1981. Ese es mi primer recuerdo de una visión de bondage de cuerdas.
No había visto nada de John Willie, Irving Claw, Betty Page.. No podías ver esas cosas en el Reino Unido en aquellos tiempos.«
El perfil de Sin siempre ha estado envuelto en misterio, sin imágenes de él ni de sus sesiones. Muestra un gran interés por el aspecto psicológico de la interacción con la persona atada y caracteriza su estilo con un imprescindible componente sadoerótico para su desarrollo: KannouNawa.
¿Cómo fue tu primera experiencia con el bondage?
«A mis 19 una chica me dijo que quería «jugar». Tenía muchos libros, novelas eróticas… Cuando le pregunté qué quería decir cuando me dijo que «quería jugar«, me pidió que leyera Historia de O, de Pauline Regás.
Así que empecé a atarla porque ese era el tipo de fantasías que tenía en la mente. La finalidad era la restricción para así ser dominada y hacerle disfrutar de sus gustos masoquistas.
Lo que no tardaría en darme cuenta es que aquello me mantenía ocupado mientras ella se excitaba, así que controlaba y frenaba mi libido masculina mientras aceleraba su libido femenina, coordinándonos de una forma más sincronizada.
Todas estas sesiones de juego terminaban con sexo. Era el punto de todo aquello: estábamos haciendo el sexo mucho más excitante. Y convertimos nuestra habitación libre en una mazmorra.«
Pero todavía no conocía el bondage Japonés…
«Sobre 1995 fui a Japón por primera vez… y no vi demasiado, tengo que admitirlo. Fue en 1998, y por casualidad, que tuve una novia japonesa. Ella quería jugar, quería ser spankeada, la inmobilicé con un cinturón y… empezamos una relación.
Ella me mandó a un sexshop específico, a comprar unas cuerdas específicas. Y esa fue la primera vez que descubrí el yute. Todo lo que había visto antes era algodón.
Me di cuenta es de que estaba en una posición única porque en ese tiempo estaba viajando entre 6 y 8 veces a Japón al año durante una década, y me pagaban por ello. No sólo no tenía que pagar los viajes, estancia, comida… todo, sino que estaba cobrando un sueldo por ello.
En una ocasión acudí a un club, se llamaba God, y al encenderse las luces luces se descubrió un pequeño escenario elevado, de dos metros de lado y una dominatrix ató y spankeó a un chico. No sabía exactamente qué iba a encontrar en ese lugar, pero así fue como descubrí la mayoría de lugares en Japón. Me recomendaban lugares que me podían gustar y yo iba con este espíritu de aventura que a veces tenemos cuando estamos lejos de casa y nos atrevemos a callejear por estos ambientes.
Los gerentes de este tipo de locales en Japón suelen cuidar muy bien a sus asistentes, preguntándoles su orientación, su experiencia.. Y tratando de relacionarlos con gente que pueda satisfacer sus preferencias. ¿Eres S-o o M-o? Te preguntan al entrar.»
Sobre los orígenes del bondage
«La cuerda es algo que viene del neanderthal… ya existía la cuerda, y a alguien se le ocurriría probar a ver qué pasa si ato a esta chica… es algo inherente al ser humano. Lo que tenemos es la historia del uso militar o marcial de la cuerda, y solemos creer en la historia del hojojutsu, el torinawa, etc. como algo exclusivamente japonés, pero no lo es. Como el catálogo británico Field Punishment N1 en el que también podemos encontrar métodos de atado de prisioneros.
Del mismo modo, hacer la conexión del uso marcial de la cuerda con el uso erótico, es como conectar la cruz de San Andrés con el BDSM. Y no tiene esa conexión, simplemente es la herramienta. O como hacer la conexión de la fusta de hípica con el azotar chicas. No «evoluciona» de ahí.
Mi perspectiva es que la aplicación marcial de la cuerda llega al kinbaku sobre el 2005-2006, con dos personajes específicos, que tienen una historia personal relacionada con las artes marciales. Steve y Miura.«
Ciertamente, hay información en una entrevista que realiza Sin a Saikatsu en https://www.kinbakutoday.com/interview-saikatsu/ que nos habla de cómo fue el interés por el Hojojutsu de un tardío Akechi.
Si pensamos en ello, es como buscar la conexión entre el algunas prácticas BDSM y, por ejemplo, la Inquisición Española. Es obvio que puede echarse la mirada atrás con curiosidad histórica, o buscar herramientas e información para aplicar a nuestros juegos eróticos actuales, pero no se trata de una evolución o un legado con relación de causa y efecto.
La mirada a la tradición histórica puede resultar interesante, ilustrativa e incluso poética, pero esta hipótesis defiende que el interés por el hojojutsu o torinawa -seguramente- fue una incorporación a posteriori.
Cuando se le pregunta por sus influencias nombra siempre a Ero Ouji, y Bingo Shigonawa, entre otros. Esta vez habla también de Haru-to-Kyou
Una de mis influencias más recientes ha sido Haru-to-Kyou. Es una persona interesante. Haru-to-Kyou estaba interesado en el periodo Edo, en las artes marciales, porque tiene un pasado en las artes marciales, aunque vé claramente que esto no es un arte marcial. Puedes aplicar conocimiento marcial, pero no la estructura como un dojo, con jerarquía, certificaciones y niveles, sino conocimiento sobre como se mueven las extremidades, como funcionan los músculos y el cuerpo...
De quien más he aprendido es de las personas que ato. Ellas me lo han dado casi todo de lo que he aprendido. Ocasionalmente veo alguna cosa interesante de algún atador, pero siempre aprendo de quien ato.
Mientras la mayoría de los que llamo “riggers” parten de un estilo que les gusta, seleccionando una atadura y pensando qué atado van a hacerle a la modelo desde antes de empezar, yo resueno mucho de forma orgánica con la mentalidad de Akechi que es completamente opuesta a esto.
¿Qué quiero hacer a esta chica y adónde quiero llevarla? ¿Y para lograr esto o llevarla allí, en qué posición la tengo que poner? Y para ponerla en esa posición, ¿dónde pongo la cuerda?
Es completamente la dirección opuesta, por lo que terminas con lo que pasa, no empiezas con lo que va a pasar. Trabajas desde el punto de vista de “qué voy a hacerle a esta chica” en vez de “oh, esto es lo que he hecho”. ¿Cómo podrías adaptarte a lo que está sucediendo en su mente si tienes una estructura premeditada de lo que vas a hacer?
Seme y Semenawa
Si introducimos el dolor, en lo que los japoneses llaman seme, tiene que ser de un modo que nosotros controlemos, ya que de ello dependerá poder alargar la sesión de juego.
Seme y nawa, son dos palabras distintas en japonés. Matsui Kenji, pero sobretodo Nureki, eran famosos por inventar palabras. Y al hacer los VHS, tenían la hoja de la portada en la que tenían que poner algo de texto. Puedo enseñarte 3 vídeos distintos de Nureki en los que hace el mismo atado 3 veces, y cada vez lo llama de forma distinta porque se olvidó de cómo lo llamó la vez anterior, y le puso una nueva.
Así es como mucha terminología se inventó, y semenawa es parte de eso. Seme se traduce como algo parecido a “culpa”, parecido a tortura pero tortura tiene su propia palabra. Acaba siendo como añadir presión, de algún modo. Y entonces uno se pone a pensar… ¿existe de hecho el kinbaku sin semenawa? No, siempre está ahí. Es más bien: “vamos a enseñar esto porque tenemos una nueva palabra para enseñar”.
No había un Akechi Ryu, o Nureky Ryu. La primera vez que oímos de Ryu, es de Takeda, Ryujy takeda en Fukuoka, en 2004. E incluso podría tener en su orígen algo que ver con un juego de palabras con su nombre.
Aquí tenemos una gran separación: ¿es esto una forma de arte, es un arte marcial, es algo que hayamos formulado y ahora vamos a aplicar siguiendo unos pasos?, o ¿es algo humano y vamos a acabar con un resultado a partir de la interacción de las dos partes?.
A los que dicen que es un arte marcial: ¿por qué atan chicas bonitas? ¿Por qué no atan a hombres?
No digo que otra gente se equivoque, digo que es la manera como yo lo veo.«
No das clases, entonces..
«No quiero dar clases a muchos niveles. Primero porque no me considero un buen profesor. Porque no quiero ser una autoridad. Y no quiero enseñar porque no quiero revelar cuales son mis trucos. No tanto a la gente que ata, sino a la gente que ato.
Es como cuando empezamos una sesión y me preguntan qué voy a hacer. Yo digo “no lo sé, lo que pase pasará.”. Y eso lo hace mucho más excitante. Por que si yo no sé lo que va a pasar, ella no tiene ni idea.
Y así tienes el shibari, kinbaku, en un contexto, tiene su momento, tiene vida, razón de ser, y entonces tiene resultados. Porque es mucho más que un patrón a seguir, o un pinta y colorea con numeritos.
Echo de menos quedar con Ero Ouji porque solíamos aprender uno de otro. Para mí es una existencia solitaria porque no encuentras mucha gente con la que compenetres de esa manera.
Los atadores suelen ser competitivos, quieren ser el guitarrista principal, competir a ver quién toca mejor, y ni siquiera oyen la melodía. No me interesa eso. Incluso he decidido retirarme de los eventos públicos. Así que la posibilidad de verme atar es muy remota. ¿A quién quiero impresionar? A la persona a la que ato. Es lo único que importa.
Es lo que estoy viendo en Japón, hablando con los mayores: echan de menos los tiempos anteriores a la era moderna, donde el atado tenía mucha más razón de ser y menos cuerda. Dicen que se está volviendo muy técnico, hay demasiada cuerda. Ves estos atados como los arneses de pecho, los takatekote, y ves la parte de atrás y hay mucha jodida cuerda, y muy poca conexión con la mujer. La gente habla pero no hace lo que dice.
La mayoría están en el bondage de cuerda porque es algo que queda bonito, atrae a las chicas y puede ser su camino más rápido a unas bragas porque les coloca en posición de autoridad y consiguen chicas monas. Pero estas chicas crecen, y entonces un día se dan cuenta de que fueron utilizadas.
El Year of the bakushi era más para ayudar a la gente que quería ir a Japón o saber más de ellos, para ampliar su perspectiva. Y apareció a la vez que empecé a hacer esas entrevistas para KinbakuToday.
Estando en Los Angeles con Master K, me dijo: «deberías conocer Zetsu, que lleva la web Kinbaku Today.» Así que quedé con él para almorzar y hablamos sobre las personas que yo conocía, empezamos a hacer networking y sigo publicando ahí mis entrevistas.
Así podía transmitir las palabras de estos grandes japoneses, Bingo, Ero Ouji, Nagare Aotsuki, Kanna, y estaba abriendo las cortinas para que la gente tuviera un horizonte más amplio, y vieran más: que esto no es un estilo u otro, es mucho más rico. Nadie puede adueñarse de esto.»
Y con el libro de la psicología…

«Entonces me encontré que muchas damas me escribían pidiendo consejo, contándome historias sobre problemas con lesiones y malas actitudes. Mucha gente me preguntaba por qué no escribía un manual, y yo decía: porque los tíos lo tirarán a la basura sin leerlo.
Así que tuve que escribirlo de una manera en la que estoy revelando secretos. Lo tuve que escribir dejándome a mí fuera en todo lo posible, dejar Japón fuera todo lo posible, y hacerlo todo lo neutro posible. Así atraería más al público que iba a recibir la atadura y sería más como una guía sobre cómo dar los primeros pasos e introducirse en el mundillo.
Si quien lleva el local es arrogante: ten cuidado. Ves sin ninguna intención de ser atada, observa, dáte una vuelta a ver qué se cuece… y observa. Tal vez haya alguien disponible para atarte, pero obsérvales: ¿cómo actúan con las personas?.
Sobretodo lo que quieres encontrar es alguien con quien podáis crecer juntos. Alguien con quien puedas construir una relación alrededor de las cuerdas. Tú tienes tus deseos, tus objetivos, tus miedos, tus taboos… Busca alguien que pueda reconocer tus límites y respetarlos. Que honre quien eres, que te dé lo que tu quieres, y que ellos obtengan lo que ellos quieren, entonces tenemos algo positivo. Esta era la idea fundamental del libro:
Tratar de parar estos sucesos en los que la persona arrolla en plan «tengo una cuerda en la mano, soy el gran ego arrogante y tu vas a sufrir lo que sea que te vaya a hacer, porque no tiene nada que ver contigo, solo eres un maniquí«.
Quería detener eso. Y veo esa visión del arte marcial como una de las causas de ese problema. Muchas personas están siendo heridas porque copian lo que otros hacen: «Ellos lo están haciendo, entonces está bien.» No hay una explicación del porqué, solo hay una explicación del cómo. Y quise explicar algo más del porqué, en una forma escrita, porque así puedes volver a ella.«
El hecho de que alguien dirija un grupo, que lleve 30 años atando, que haya tomado clases con tal maestro, no dice nada de lo que la persona atada quiere. Está perdiendo el punto, dice: “tengo todas estas habilidades” y está olvidando la habilidad más importante: “¿qué quiere ella?” Es lo más importante, es el elefante en la habitación. Y la gente no lo vé. Y antes de que se den cuenta se encuentran en fetlife con que ha habido una violación de consenso.
No hay arriba o abajo, estás al nivel de la persona a la que atas. No hay otros niveles. Tus followers en Facebook no te hacen especial. Una celebrity es una estrella sin talento.
La única persona a la que tienes que impresionar es a la que atas, y todo lo demás es ruido de fondo.
Sin
Lo que más interesante me parece de estas conversaciones es que la gente pueda encontrar su propio estilo con las cuerdas, y que puedan ser ellos mismos. Porque no puedes ser la copia de alguien. Tienes que ser tú mismo.
He visto gente atar imitando la respiración de Yukimura. Lo que yo aprendí de Yukimura, poco tenía que ver con las cuerdas, más bien sobre cómo meterse en la mente de la modelo. Excitar la mente, algunos detalles al atar…
Cuando absorbes algo de otra persona, absorbes lo que tú mismo puedes procesar. Pero no puedes coger y duplicarlo. Además la persona con la que juegas lo reconoce: no estás siendo quien eres. Ellas lo saben, tienen intuición. Así que cuando ato a alguien no hay manera de que ella tenga la impresión en su mente de que estoy buscando qué hacer con la cuerda. Ella se olvida de la cuerda. Está siendo restringida por la cuerda pero se le ha olvidado, es como una mosca atrapada en la tela de una araña. Y yo me estoy acercando a por ella, ni siquiera se da cuenta hasta que ya la tengo apresada… y ya es demasiado tarde. Todo es muy sutil.
A muchas personas les pasa que la modelo se distrae pensando en otra cosa… ¡Ya la perdiste! ¡Se fue! ¿Cuál es el punto? !Es solo un maniquí! ¡Podrías atar una silla! No estás teniendo ninguna consideración, ni respeto, ni honras a la persona a la que estás atando. ¿Cómo vas a esperar algo a cambio?
Pero si tienes algo que está volando dentro de ti, es eso, estáis volando juntos. No hablo de suspensión, sino de placer.»
¿Erotismo?
«Otra cosa que hago es no tocar lo obvio, no tocar las partes, busco otras maneras de excitar la mente. Por ejemplo, hacer sufrir por el deseo de ser tocada, y posponiendo el momento.
Este «sufrimiento del deseo» es maravilloso. Este tipo de principios son lo que disfruto hacer, y a medida que los descubro me gusta escribirlos. Voy descubriendo cosas nuevas en cada escena, porque después nos sentamos y hablamos. Y ellas me cuentan cosas que pasan en sus cabezas, y yo estoy aprendiendo sobre sus individualidades, y como cambian con el tiempo y las circunstancias, las cosas que son comunes, como algunas son más bratty, algunas más sub, algunas luchan más, otras quieren tomarlo… ¿Cómo te metes en la mente de alguien que quiere tener marcas y morados por semanas y disfrutarlo? Me tomó algún tiempo.
Por eso digo que no he aprendido tanto de gente que ata, pero he aprendido mucho mucho más de la gente que ato.«
¿Y el sadismo?
«No disfrutas el hecho del impacto, estás disfrutando el disfrute de la otra persona. Nunca me veo a mi mismo como sádico, pero puedo dar servicio a masoquistas. Nunca le haría esto a alguien que no lo quisiera.»
La cuerda
«Llegas a un nivel donde no te concentras en la herramienta. Sólo está sucediendo. Todo el tiempo que estés pensando en la estructura, como vas a atar, cómo está quedando… Es realmente fase principiante. En el momento en el que dejas de pensar en esto es cuando estás avanzando. Se vuelve automático. Incluso después ni siquiera sabes qué hiciste, porque no es importante. Lo que es mas importante es el sentimiento que transmitiste.
Hay mucho más que patterns con la cuerda. Tengo esta técnica, el Hibiki Matanawa, en el que uso una cuerda para hacer vibrar el Matanawa. Luego tienes que tirar la cuerda, pero no pasa nada... Mucha gente cuida demasiado sus cuerdas, les duran dos años… ¡eso no puede ser!
Hay gente que se preocupa más por proteger su cuerda que la propia modelo. Pero a ellas les gusta sentirse valoradas. Mis modelos saben que su juego de cuerdas es suyo, tienen su propio set, y no tienen que compartirlas con otras modelos. El sentimiento de ser especiales y únicas es muy importante. Imagina al atador diciendo: “¡Siguiente! Ven, que ahora te voy a atar con mis cuerdas, que son muy importantes, más que tú, que solo eres el maniquí.»
Estamos hablando de “qué es el bondage con cuerdas”. ¿Es sobre dos personas jugando y disfrutando juntas, o es sobre una persona fanfarroneando de que sabe hacer macramé?
Miran en la dirección equivocada, así que tienes a toda esta gente que quieren ser celebrities y no hay nada ahí… son solo celebrities, no hay talento.«
Al final hay unos conceptos que se hacen patentes en la filosofía de Sin. Lo primero es la integridad, ser fiel a uno mismo. Encontrar tu camino. No ser la sombra de otra sombra. Aprender y compartir, pero no tratar de replicar.
Porque la razón de todo esto no es atar como tal o cual maestro. Sino lo que sucede entre tú y la persona a la que atas. La búsqueda y exploración de los deseos de la persona atada.
Y entonces las palabras, la terminología, dejan de importar. Porque lo que importa es lo que está sucediendo. No el nombre que le pongas.
En esta primera parte de la entrevista he querido acercaros a la psicología de Sin, su forma de entender y vivir las cuerdas desde una perspectiva privilegia que me parece que puede servir para ampliar horizontes.
Para la próxima hablaremos más de sus dos libros, qué hay en ellos que los hace tan interesantes tanto para quien ata como para quien recibe la atadura. Y tendréis la versión en vídeo para youtube.
También hablaremos de la diferencia entre Bakushi y Nawashi aunque… ya sabes: son solo palabras.
Devolar.
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